¿Con que cristal miras?

 

«Es muy interesante, cómo, la misma realidad, es vista en forma diferente por diferentes personas. Pareceria que el cristal que usan para ver las cosas, es diferente».

Unos obreros estaban picando piedras frente a un enorme edifico en construcción. Se acercó un visitante a uno de ellos y le hizo esta pregunta: – ¿Qué está haciendo Ud. aquí? El obrero lo miró con rostro duro y le respondió: ¿Acaso Ud. está ciego para no ver lo que hacemos? Aquí, picando piedras como esclavos por un sueldo miserable y sin el menor reconocimiento. Vea Ud. ese mismo cartel. Allá ponen los nombres de ingenieros, arquitectos, pero no ponen los nuestros que somos los que trabajamos más duro que cualquiera, dejando nuestro sudor y fuerzas en la obra.

El visitante se acercó entonces a otro obrero por ahí cerca y le hizo la misma pregunta. Su respuesta fue muy parecida. Contestó: – Aquí, como Ud. bien puede ver. Picando piedras para levantar este enorme edificio. El trabajo es duro y mal pagado, pero los tiempos son difíciles; no hay mucho trabajo y algo hay que hacer para llevar el pan y la comida a la familia.

Se acercó entonces a un tercer obrero y una más la preguntó lo que estaba haciendo. Su respuesta fue muy distinta a los demás. El hombre contestó con mucho entusiasmo:
• Estamos levantando un Hospital, el más hermoso del
Mundo. Las generaciones futuras lo admirarán impresionados y se escuchará el entrar y el salir de las ambulancias, anunciando el auxilio de Dios a los hombres. Yo no lo veré terminado, me temo, pero quiero ser parte de este extraordinario proyecto.

El mismo trabajo, el mismo sueldo, la misma falta de reconocimiento, una misma realidad. Tres maneras distintas de vivirla. Uno la vivía como una experiencia de esclavitud; el otro con una actitud de resignación, y el tercero la sentía como una pasión, una aventura y un desafío que le hacía sentir verdadero entusiasmo.

Dice el apóstol Pablo en Colosenses 3:23: “Y todo lo que hagáis, hacedlo de ánimo, como al Señor, y no a los hombres”.

En realidad, el motivo primordial de nuestra existencia determina
Cómo hemos de juzgar cada experiencia de esta vida. Cómo hemos de afrontar las adversidades, las luchas y los desafíos que tengamos por delante.

Si recordamos que somos hijos de Dios, de paso por este mundo para servirle y amarle, nunca nos sentiremos como esclavos de la realidad, ni tampoco resignados antes una suerte que no podemos cambiar. Sino más bien como instrumentos de la Providencia ó como parte de un plan maravilloso que el divino Arquitecto está llevando a cabo.

Por mi parte me siento feliz, aun en medio de las adversidades y dificultades, de ocupar un humilde lugarcito en el gran Plan Maestro del Creador. Y quiero decirle en este momento, ¡Señor! Usame según tu voluntad, en la manera como tu quieras, para llevar a cabo lo que deseas.

Querido Lector…hazlo tú también, y verás que ASI REALMENTE DARA GUSTO VIVIR!!!

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